Era una tarde de sábado cuando lo vi por primera vez.
Estaba sentado al extremo de la mesa y todos lo escuchaban atentamente.
Yo fui la última en entrar a la habitación.
Él sostenía un puro en la mano derecha y sacudía su cabello rubio perfectamente desparpajado mientras me pedía que me presentara al grupo.
Así fue la primera vez que lo vi.
El inicio del capítulo más tormentoso, apasionado, intenso y secreto de mi vida.
Años después me sigue dando risa lo que pasó esa tarde.
- Es un patán, pensé.
Y lo era.
Pero ni antes ni ahora me ha importado, así que empezamos a salir. Un poco a escondidas y un poco descaradamente, con verdades a medias pero siempre encuentros memorables...
Un par de meses después, ya con los nervios destrozados, elegimos dejar de vernos.
La libertad es una cosa extraña en los temas del corazón.
Se mezclan los deberes con los quereres y parece que vamos por la vida a ciegas.
Quizás a veces se confunde la libertad con hacer lo que queremos, pero no: Libertad es la capacidad que tenemos de tomar decisiones, de elegir, aún si esa elección es la de no continuar con algo, de dejar de estar con alguien, de decir "no".
No mentiré. Todavía coincidimos en algún lugar, lo veo y me desconozco.
Se me corta la respiración, me late el corazón a toda prisa, se me seca la boca y me dan unas ganas tremendas de lanzarme a sus brazos...
... pero no pasa nada más. Nos miramos de lejos y decidimos mantener la distancia...
Texto de Gabriela..
Para practicar tu libertad de decidir que no iba por ahi y moverte en diferente direccion, se necesita mucha valentia y fuertza. Suena que tuviste una decision muy muy dificil, pero con un valiente resultado.
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